sábado, 7 de abril de 2012

CAPÍTULO 10:)

-¡Las diez menos cinco!- Había mirado el reloj esperando ver que serían nueve menos algo, pero no, eran las diez menos cinco y le había dejado en una nota a mi madre en la que ponía que estaría en casa a las nueve y algo como mucho.
-¿Qué pasa?- Alberto se incorporó de golpe y quitó la mano que tenía sobre mi cuello preocupado.
-Tendría que estar en casa desde hace un buen rato. –Mientras le contestaba me levanté corriendo y cogí mi bolso.
-Tranquila, estamos a diez minutos.
-Si…pero no quiero que se preocupe…
-De acuerdo, vamos. 
Salimos del parque medio corriendo,  al llegar a mi casa nos despedimos con un abrazo y un beso. Saqué las llaves del bolso y las metí en la cerradura con la mano temblando. Oí unos pasos que se acercaban. Al abrir me encontré  a mi madre con una mueca de enfado y los brazos cruzados.
-Lo siento…se me ha pasado la hora.
-¿Lo sientes? Laura, no es la primera vez. Hace tres días te fuiste por la mañana sin decirme a dónde y apareciste a las dos menos algo. Cuando llegaste te fuiste directamente a tu habitación sin darme ni una sola explicación. Tienes 16 años, puedes salir, pero quiero saber a dónde. Y sobretodo, que cumplas tus horarios. –No hubiera sido tan terrible si no lo hubiera dicho tan enfadada, lo peor es que sabía que tenía razón. Pero no había sido culpa mía, hace tres días fue por Alistar y cuando llegué por Alberto…
-¡Y ahora ni siquiera me estás escuchando! ¡Laura!
-Sí te estoy escuchando…
-Pues no lo parece…
-¡Pero lo estoy haciendo!-Contesté enfadada, no lo pude evitar.
-¡No me hables así!- Uff. No quería discutir con ella, pero mi comentario anterior había provocado el primer rayo de la tormenta.
-Me voy a dormir. Hasta mañana.
-Hasta mañana, y piensa bien en lo que “supuestamente” has escuchado.
No la respondí, mi giré y fui a mi habitación. Cerré la puerta, me puse el pijama y me acosté.
***
¿Dónde estaba? Llevaba un tiempo indefinido dando vueltas en el mismo lugar, aunque no sabía si podía considerarlo así. Para mí era tan solo una inmensa Nada. No podía ver nada, no había nada que ver. Solo una penetrante oscuridad que se adentraba en mi cuerpo cada vez más. De repente oí una voz. Su voz. La de Alistar llamándome. Grité su nombre varias veces, corriendo de un lado para otro, pero solo me respondía con mi nombre, una y otra vez, desde varias direcciones. Me senté en el suelo rendida y empecé a caer. Caía y caía. Y seguí así, cayendo en medio de la oscuridad durante ¿cuánto? ¿Dos o tres minutos? No lo sabía. Solo sé que fue durante mucho tiempo, y que pensé que nunca iba a parar. Cuando por fin mis pies se encontraron sobre el suelo, abrí los ojos. Enfrente de mí se extendía un camino. Sin saber a dónde iba y esperando que fuera hacia la salida, empecé a andar por él. Llegado un punto desapareció, y me encontré de nuevo en medio de la Nada. No podía aguantar estar ahí más tiempo o me volvería loca.
Solté un grito y di una patada al suelo. Todo se volvió blanco y a lo lejos, vi una sombra. Fui corriendo hacia ella. Cuando me quedaban apenas unos metros adquirió forma. La de Alistar, aunque una versión mucho más joven. Llegué a su lado e intenté tocarle, pero le atravesé. Sin embargo, estaba ahí, era tan corpóreo como yo.  Fijó la mirada en mí, o por los menos eso creí, por que al momento me di cuenta de que miraba un punto que se encontraba de tras de mí. Me giré y vi a Rubén con el aspecto que tenía cuando había sido un mago joven. Era casi igual al que tenía ahora, lo único que los diferenciaban a este y al actual eran los ojos. Seguían siendo grandes y verdes, pero transmitían algo completamente distinto.
Estos brillaban amables y tenían algo que te hacía confiar en él, aunque después de lo que pretendía hacerme y lo que había hecho con Alistar, algo tan simple como una mirada, por muy bonita o increíble que fuese (que sin duda lo era) no podía hacer que confiara en él.
Meanet venía muy sonriente, pero a medida que se iba acercando, su mirada se iba volviendo más negra. Me volví hacia Alistar, y vi como empezaba a acumular magia en las manos y al momento en sus brazos, que estaban cubiertos de un halo de luz brillante azul. Por el rabillo del ojo vi que Rubén hacía lo mismo,  pero su halo de luz era verde. Pensé que se atacarían entre ellos, pero en lugar de eso, tras mirarse y hacer un gesto, los dos se situaron enfrente de mí y me los lanzaron a la vez. Tardé en reaccionar y sabía que no podría apartarme, mis pies parecían pegados al suelo, por lo que cerré los ojos y deseé que no doliera demasiado. Cuando los dos “rayos” me alcanzaron pasó algo que nunca me habría imaginado.
Me desperté.
Me incorporé y miré confusa a mi alrededor, el sueño había sido tan real…Y el impacto todavía más, había sentido cómo me atravesaban  y el dolor provocado por él. De manera inconsciente me llevé la mano al estómago, que era el lugar donde me habían dado.  
-Laura…-Al oír la voz  pegué un brinco.  Era la voz de Alistar, y me llamaba igual que en mi sueño. Solo que esta vez estaba despierta y la voz sonaba en mi cabeza.
-Laura…-Me puse la almohada sobre los oídos, pero eso no me ayudó, su voz seguía sonando en cada rincón de mi cabeza. Decidida a ignorarla, cogí mi móvil y los cascos, me los puse y tras subir el volumen al máximo puse You´re gonna go Far, Kid, de The Offspring.  Estuve tumbada en la cama hasta que dejé de oír su voz. Me levanté y me puse un pantalón de chándal rosa con una camiseta blanca y una sudadera gris, a pesar de estar en mayo hacía bastante frío.  Bajé las escaleras y tras saludar a mis padres y a mi hermano, empecé a desayunar. Y de nuevo  apareció su voz en mi cabeza.
Me levanté de la mesa y llevé las cosas a la pila. Subí al baño y tras ducharme y secarme el pelo, me vestí, cogí las llaves, les dije a mis padres que me iba a dar un paseo y salí a la calle.
Tenía que ver a Alistar y contarle mi sueño, tenía la sensación de que  había sido algo más que eso.
Cuando llegué y fui a abrir la puerta, oí a Alistar hablando con alguien. No pude identificar su voz por lo que la abrí un poco y asomé la cabeza sin hacer ruido.
¿¡Rubén!? ¿Qué hacía hablando con él?
-Ya lo sabes, Meanet. Si quieres conseguir el cofre, tienes que apartarte de mi camino. Laura no puede sospechar nada.
-¿De verdad la consideras capaz de descubrirme? Solo es una niña.
-Sí, es solo una niña, pero no la subestimes. Eso dijimos de su abuelo y mira. Es un mago muy poderoso, los dos lo sabemos. Y cuando tenía la edad de Laura apenas sabía hacer un simple hechizo. Y ella si sabe.  
¿Mi abuelo? ¿Mago? No, no podía ser. Fernando no era y Adolfo murió cuando yo era una niña, tendría nueve o diez años. ¿Descubrir? ¿El qué? ¿Y qué es ese cofre? ¿Qué pasa conmigo? ¿Y con mi abuelo? ¿Alistar entonces, es amigo de Rubén? No puede ser…Si es su amigo, está claro, que me ha mentido. ¿Por qué? ¿Para qué? Él quitó el hechizo que me unía a Rubén…Él me ayudó…No me lo podía creer
-Pero Adolfo fue ayudado por…ya sabes. Y Laura no.
-Ella no necesita ayuda.
¿Quién ayudó a mi abuelo? ¿Y para qué? ¿Qué estaba pasando?
-Y Meanet, es la única que nos puede conducir hasta el cofre y lo sabes. –Al oír esta última frase de Alistar salí corriendo, no quería escuchar ni una palabra más. Por mucho que intentaba que no fuera así, la palabra “utilizada” no dejaba de dar vueltas por mi mente. Me fui a un parque y me senté en la hierba con la cabeza echa un lío entre las piernas. No podía creer lo que había escuchado. Entonces… ¿Mi sueño podía ser real? ¿Alistar me estaba utilizando para conseguir ese cofre y nada más? ¿Todo este tiempo me ha estado mintiendo? ¿Es que no podía confiar en nadie?

6 comentarios:

  1. Buen capítulo, como siempre Ja Ja Ja. Hay cosas muy tuyas que vemos los que te conocemos. Cada vez me gusta más la historia. Un saludo Sergio

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    1. Muchaas graacias :)
      jajaja como eel qué?U.u
      Me aleegro:)

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  2. Pues es muy tuyo el : pues lo estoy haciendo , por ejemplo. Sergio No te enfades por lo de Irene.

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  3. Yo añadiría más información en algunos sitios para darle mayor... profesionalidad. Pero son cosas que haras con el tiempo Un abrazo Sergio

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    1. Pues no se. Describir más a loos personajes, su entorno, etc. Sergio

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