martes, 13 de agosto de 2013

ME HAN BORRADO EL TUENTI. LEERLO, POR FAVOR.

Pues bueno, escribo esta entrada para deciros que algun imbécil me ha borrado mi tuenti, y que no sé como voy a recuperar todo lo que tenía en él, no me refiero a fotos ni nada, sino a todos los lectores que tenía, por no hablar también de las historias que estaba leyendo...
Es imposible que me acuerde de todos, me acuerdo de unos pocos...
Ahora mismo estoy en la playa, pero estaré en mi casa dentro pasado mañana, y me crearé otro, sé que será muy díficil volver a tenerlo todo como antes, pero lo intentaré, si me dejais por aquí vuestro tuenti, o por mi twitter, @EntrelD, en cuanto pueda os volveré a agregar.
Un beso y muchas gracias.

viernes, 26 de julio de 2013

CAPÍTULO 22 :D

-¿Y qué vamos a hacer? –Ninguno me contesta. Ethan tiene la mirada clavada en mí y Alistar y Alodia se miran entre ellos.
-Pues…de momento, esconderte. –No puedo creer lo que escucho.
-¿Cómo que esconderme? ¿Me estás diciendo que he dejado atrás a mi familia, a mis amigos, a mi novio, a mi planeta, para esconderme aquí? ¡Para eso me hubiera quedado en mi casa! No, no voy a esconderme. Voy a ir a dónde esté y conseguiré vencerle. –No sé de donde sale tanta decisión, tanta valentía, pero una vez que empiezo no soy capaz de parar.
-Laura…entiendo que te sientas así…pero sin prepararte, no vas a conseguir nada.
-¿Y cuando voy a empezar a entrenar?
-Paciencia. –Parece que Alistar no entiende nada de lo que está pasando.
-Alistar, tienes que entender que para ella nada de esto es fácil.-Miro sorprendida a Ethan. Él me sonríe, como pidiéndome disculpas por todo lo que está pasando.
-Ya sé que no es fácil pero no podemos hacer otra cosa. –Decido que en ese momento lo mejor que puedo hacer es subir a mi habitación, y encerrarme hasta que sepan que hacer conmigo. Ojala estuviera Alberto conmigo. Él haría todo esto mucho más fácil, estaría a mi lado para apoyarme, para simplemente hacerme sentir que no estoy sola. Ahora mismo, a pesar de estar en un planeta lleno de gente, me siento más sola que nunca.
Me despido y subo a mi cuarto. Cierro la puerta y me tumbo en la cama. Cojo el móvil y me pongo a ver fotos, en cuanto veo a Alberto me derrumbo y soy incapaz de seguir pasándolas. Ojala pudiera llamarle y escuchar su voz una vez más, pero Alistar decidió que cualquier forma de comunicación con la Tierra podría delatar mi posición.
Me siento fatal por ser así. No hago más que llorar y protestar por todo, siempre creí que era una persona más fuerte, más decidida, que tenía las riendas de su vida.
En algún momento las perdí, y ahora las llevan Alistar y Meanet. Son ellos los que deciden que hacer, no soy más que un títere. Es hora de que las cosas cambien.
Dejo el móvil en la cama y me levanto. Cuando voy a abrir la puerta la abre Ethan.
-Hola. ¿Adónde vas?
-A hablar con ellos. Ethan, no puedo quedarme de brazos cruzados.
-Lo sé, por eso he subido a hablar contigo. Siéntate un momento.
Hago lo que dice y me siento en la cama.
-Dime.
-Verás…A mí esto me lo ha contado mi tía, se supone que es un secreto, pero creo que te vendrá bien saberlo. Por favor, no me interrumpas hasta que termine.
-Vale, solo escucho. –Suspira y cruza los hombros. Se acerca a mí y creo que va a sentarse a mi lado, pero en el último momento parece que cambia de opinión, porque vuelve a alejarse y se queda de pie.
-Pues…Antes de luchar Alistar con Meanet por primera vez, lo intentaron otros magos. Entre ellos, mis padres y Alodia. Todo esto fue mucho antes de que nosotros naciéramos. Probablemente, nadie de tu familia existiría. Mira, un mago vive mucho más tiempo que un humano, pero si un mago decide vivir para siempre en la Tierra, debe renunciar a este don, por decirlo así, y tener una vida humana. Bueno, sigo. Alodia no quería luchar contra él, porque había sido uno de sus mejores amigos y le quería, pero no tenía otra opción. Mis padres, sobre todo mi madre la convencieron. Se estuvieron preparando durante un tiempo, y cuando pensaban que ya estaban preparados fueron a por él. Meanet no era tan poderoso como ahora, y aun así el ganó. Casi consiguió matarles. Al poco tiempo desapareció y cuando se enteró Alistar se volvió loco y quiso vengarse, pero no le dejaron. El día que por fin se vio preparado y lo encontró, fue a luchar contra él, y como sabes, también le venció. Alistar quedó muy deprimido y afectado. Por eso, Laura, no quieren que te arriesgues tú también. Saben lo difícil que es quedarse quieto, pero tienes que entender que no tienen más opción.
-Lo siento, tuvo que ser muy duro. Pero es que no puedo soportarlo más.
-Lo sé. Ven aquí.
Él me tiende sus brazos, y yo sin pensarlo, le abrazo.
-¿Puedo pasar? –Alistar nos sorprende y nos separamos. Me giro para verle. Está parado en medio de la puerta, con cara de preocupación y culpa.
-Sí, aunque técnicamente ya has entrado. –Él sonríe y termina de pasar.
-Laura, quiero explicarte…
-No te preocupes Alistar, ya no hace falta. Solo quiero entrenar y poder vencerle. Estoy lista para empezar. –Aunque no le esté mirando, sé que Ethan está sonriendo.
 -Por supuesto que estás lista. Ser una gran maga está en tu sangre, ¿sabes? Tu abuelo era un mago extraordinario. Siempre que lo necesité estuvo para ayudarme, a mí y a cualquier otra persona. –Oírle hablar así de mi abuelo me emociona. Desde luego, no pienso decepcionarle. Voy a luchar por él, por Alistar, por Ethan y por todas las demás personas que están siendo amenazadas.
-De hecho, Laura, vas a seguir el mismo método de entrenamiento que él tuvo. Alodia está de acuerdo conmigo. Empezamos mañana por la mañana. Ahora descansa. Vamos, Ethan, déjala sola.
-Vale, adiós. Mañana me paso a buscarte a las doce. –Me despido con la mano de los dos y cuando veo por la ventana que ya están fuera de mi casa, bajo a prepararme algo para la cena. A la mañana siguiente, después de desayunar y ducharme, me pongo unos vaqueros y un sudadera verde con unas deportivas y salgo a la calle. Ethan ya me está esperando fuera.
Me sonríe cuando llego a su lado y empezamos a andar.
-¿Estás preparada?
-Sí, aunque estoy un poco nerviosa, espero poder hacerlo.
-Seguro que sí, venga, vamos, como no nos demos prisa vamos a llegar tarde. Vas a entrenar en mi casa, es la más grande.
Cuando llegamos a su casa, Alistar y Alodia nos abren la puerta antes de que terminemos de entrar en el porche. En cuanto entro, sé que no hay vuelta atrás. En este momento, sé que la historia no ha hecho nada más que empezar. Ahora me toca a mí escribirla como yo quiera, junto a las personas que estoy segura, me devolverán a mi planeta. Sé que no será fácil, pero estoy lista para poner el punto final. No tengo miedo, ya no.

 Dos días antes, en la Tierra…

En cuanto entro a la librería de Alistar, recuerdo todo lo que paso la última vez que estuve aquí. Rubén y Alistar luchando, Laura en medio. Rubén, mi profesor de física y química.
No me puedo creer que sea un mago que pretende hacer daño a tanta gente, entre ellos a mi novia. Y mucho menos que por eso ella tenga que irse a otro planeta, porque Rubén, o como me dijo ella que se llamaba, Meanet, no dudó en atacarme. De hecho, simplemente la frase “la magia existe” ya es algo a lo que no puedo encontrar sentido. Pero al parecer, lo tiene, y por eso estoy aquí.
Paso a la sala dónde todo pasó y me encuentro a Alistar. Parece preocupado y triste.
-Hola.
Levanta la vista y me mira sorprendido.
-Hola, Alberto. ¿Qué haces aquí?
-¿De verdad tiene que irse? ¿Por qué? ¿Y por qué no puedo ir con ella? -Mi enfado es lo único que impide que me derrumbe.
-Sí. Lo siento muchísimo. –Quiero decirle que no sirve de nada que lo sienta, que eso no va a hacer que Laura se quede aquí, pero consigo controlarme.
-Ya. Quiero que me ayudes.
-Claro. Dime.
-Quiero que le des esta carta a Laura. Bueno, no que se la des, que se la dejes en su mochila o en cualquier sitio para que pueda verla cuando llegue a Plutón. –
La coge y la deja encima de una mesa llena de papeles y libros antiguos.
-Me aseguraré de que sea así. ¿Algo más?
-Sí. Necesito que me hagas una promesa.
-¿Cuál?-Levanto la mirada y la clavo en la suya.
-Que la mantengas a salvo. Si yo no puedo protegerla, hazlo tú. ¿Me lo prometes?
-Te lo prometo.

-Bien. Contaba con ello. Adiós, Alistar. Espero verte pronto. –En cuanto termino de hablar, me doy la vuelta y me voy. Pensaba ir a verla, pero no soy capaz. En todo el camino hasta casa, no pienso en nada más que no sea ella, y que espero que Alistar sea capaz de cumplir su promesa. 

jueves, 13 de junio de 2013

Hola a todos :)
Lo siento, sé que debería haber subido una entrada hace muchísimo, pero es que creerme, no tengo tiempo.
Estoy con los exámenes. y estudiando, y no tengo tiempo casi ni de pensar en que puedo poner, imaginaros para escribirlo y publicarlo.
En serio, tengo el capítulo casi terminado, espero poder subirlo el sábado o el domingo, porque ya mañana termino :D
Y lo subiría el viernes, pero son las fiestas de dónde vivo, y no creo que el viernes esté mucho en mi casa.
Pero el viernes sí, o sí lo subo ^^
Muchas gracias por vuestra paciencia, sois los mejores :)
Espero que cuando lo suba os gusta y que como se suele decir, la espera haya merecido la pena.
Un beeso muy fuerte!^^

viernes, 26 de abril de 2013

Capítulo 21 :D espero que os guste^^


Le miro de arriba a abajo con la boca abierta, sin poder evitarlo. ¿Cómo pueden parecerse tanto? El mismo pelo rizado y castaño, los mismos ojos verdes, deben ser igual de altos y delgados, por no decir lo guapo que son los dos…Cuando nuestras miradas se encuentran, él sonríe e incluso eso, lo hace igual que Ismael. Una sonrisa que hasta hace poco, conseguía volverme loca. ¿No podía parecerse a otra persona?
-Hola, Laura.
-¿Cómo sabes mi nombre? ¿Cómo has entrado a mi casa? ¿Qué haces aquí?
-Vaya, que maleducada… ¿Ni un hola vas a decirme? –Me mira divertido y sonríe pícaro.
-Cuando me contestes. –En cuanto le digo eso la sonrisa se le borra del rostro, pero en apenas dos segundos vuelve a tenerla.
-Vale...Empezaré yo. Por aquí todo aquel que no viva en su propio mundo sabe cuál es tu nombre y he entrado por la ventana trasera. –Su tono es de orgullo, como si pasar por una ventana fuera lo más difícil a lo que te puedes enfrentar hoy en día. Por no hablar de cómo se ha reído con lo de su propio mundo. Que gracioso… De verdad, acabo de librarme de un tonto, no llevo ni un día aquí y ya tengo otro. Donde se habrá quedado mi suerte…
-¿Por qué todo el mundo sabe mi nombre?
-¿No querías saber primero porque estoy aquí? Todo a su tiempo…Estoy aquí porque me ha mandado mi tía para acabar con tu soledad. Al parecer necesitas compañía. –No sé si es su tono de superioridad lo que molesta o el simple hecho de que crean que saben lo que necesito, pero este chico cada vez me cae peor. Y le conozco desde hace solo cinco minutos.
-No necesito ninguna compañía, ni nada en realidad. Así que no te preocupes, puedes irte.
Veo en sus ojos que eso le ha hecho daño de verdad, pero es que no puedo evitarlo.
-De acuerdo. Me voy. Adiós, Laura. -Cierra la puerta y se va. Me quedo sola, con un sentimiento de culpabilidad que es cada vez mayor. Salgo corriendo hacia la puerta para disculparme, cuando veo que está delante de ella, con los brazos cruzados sobre el pecho y sonriendo. No se ha ido. Solo ha hecho como si se fuera cerrando la puerta. Menudo idiota.
-Sabía que te arrepentirías.
Quiero decirle lo tonto que es, que quiero que se vaya de mi casa, pero en su lugar, me río.
Me río porque llevo demasiado tiempo sin hacerlo, porque no quiero causar problemas desde el primer día, porque estoy harta de estar sola en un mundo desconocido y sobre todo, porque esto es algo por lo que la antigua Laura, la que me han obligado a dejar atrás, se habría reído.
Él se ríe también y se acerca a mí.
-Me llamo Ethan. Encantado.
-Lo mismo digo. ¿Tu tía es Alodia?
-Sí. Por parte de madre. Vivo con ella desde que era muy pequeño. Cuando se enteró de que ibas a venir, me dijo que estuviera contigo, que dejar atrás tu vida era muy duro y que acompañada sería más fácil superarlo.
Al menos se preocupan por mí.
-Gracias.
-De nada. Y bueno, ¿quieres saber algo sobre nuestro planeta? ¿O quieres descubrirlo tú sola?
-No, no, no. Cuéntamelo tú todo. Tengo mucho tiempo libre, Alistar y tu tía se han ido por ahí sin darme ninguna explicación así que…
-Entiendo… ¿quieres que nos vayamos a investigar?
-Claro que sí. –Sonreímos los dos a la vez, él con asombro, seguramente esperaría que le dijera que no. Sin coger ni una mochila ni nada, nos vamos. Cierro la puerta y empezamos a andar.
-¿Adónde vas a llevarme?
-Lo primero, al sitio más famoso de la ciudad. La escuela. Ahí todos los magos aprenden a formarse, desde que empiezan a manifestar actitudes de mago hasta catorce años después. La edad más normal para entrar es de los 7 a los 18 años, aunque tenemos casos que entran hasta con 25 años, pero no es lo normal.
-¿Con cuántos años entraste?
-Con once. Todavía me queda mucho por delante.
-¿Y mientras esté aquí tendré que ir a esa escuela? –Antes de contestar niega con la cabeza.
-No creo, pero esa decisión será de Alistar y puede que de mi tía. Piensa que a lo mejor Meanet tiene espías. Tendrás que permanecer escondida un tiempo. O eso o cambiar de aspecto…No sé. Ya lo averiguarás esta noche.
Mientras hablamos hemos llegado a un edificio muy alto, de color azul oscuro, con una puerta muy grande, en la que hay una inscripción en una lengua que no entiendo.
Justo cuando vamos a entrar el suelo tiembla. Antes de que me caiga, Ethan me sujeta.
Cuando para y me suelta, veo que está un poco pálido.
-¿Qué ha sido eso?
-Un aviso. –Le miro sorprendida, pero antes de que pueda preguntarle, me corta.
-No preguntes nada, tenemos que irnos a tu casa. Alistar estará esperándote ya. Vamos, date prisa.
No entiendo nada de lo que está pasando, todas las puertas y ventanas se han cerrado, no hay nadie por la calle y tampoco puedo oír nada. De pronto, parece que estamos en una ciudad desierta.
Cuando llegamos a mi casa abro la puerta y entramos los dos nos encontramos a Alistar y a Alodia en el salón, los dos con aspecto preocupado.
-Alistar, ¿qué ha pasado? –Me miran los tres sin saber muy bien que decirme. -¿Qué ha pasado?-Al final es Alistar quién me contesta.
-Laura…Ese temblor solo ha sido un aviso.
-¿Un aviso de qué?- Sigo sin entender nada.
-De que Meanet ha vuelto. Está aquí. 

domingo, 3 de marzo de 2013

CAPÍTULO 20 :D


Después de dar muchas vueltas me levanto de la cama, saco de la maleta que me he traído una pequeña mochila, que dejo sobre la cama, mi bolsa de aseo y voy en busca de un baño. Tengo suerte y es la primera puerta que encuentro. Me quito la coleta y me cepillo el pelo mientras contemplo mi reflejo en el cristal. Estoy pálida y ojerosa. Mis ojos, que normalmente son alegres, hoy no transmiten nada más que cansancio y tristeza. Sé que es solo el primer día, que apenas llevaré aquí cinco horas, pero ya echo de menos la Tierra y todo lo que he dejado atrás.
Suspiro y empiezo a hacerme una trenza. Cuando ya casi la he acabado me doy cuenta de lo sucio que parece estar mi pelo, por lo que voy a mi habitación, cojo ropa limpia y vuelvo al baño para ducharme.
Después de la ducha me siento mejor, al menos se me ha quitado el sueño y empiezo a ser consciente de donde estoy. Me seco el pelo y me lo quito como puedo de la cara con una pinza.
Empiezo a dar vueltas por la casa. Subo a la planta de arriba, que es como una buhardilla, llena de libros y con un sofá en un lado con una mesa baja y una tele de plasma. “No está nada mal.”. El techo tiene dos grandes ventanas, por lo que la habitación es bastante luminosa.
Bajo las escaleras e investigo la segunda planta. Tiene tres habitaciones, la mía es la más grande y desde mi punto de vista, la más bonita y completa.
Tiene una cama de matrimonio, un escritorio largo y estrecho con una silla que parece bastante cómoda, una mesilla de noche con una lámpara y una pared con una gran ventana, que tiene como vistas un extenso prado lleno de unas extrañas y bonitas flores azules y verdes.
 Me dirijo hacia la mochila que me traje con las pocas cosas que podrían serme útiles aquí.
Un cuaderno, mi móvil, mi amuleto de la suerte, regalo de Lucía cuando teníamos 12 años, varios libros, desgastados de tanto leerlos y tres fotos, con mis amigos, mi familia y por supuesto, con Alberto. Creo que para enfrentarme a todo lo que se me viene encima necesitaré a estas personas a mi lado en todo momento, aunque solo pueda ser de esta manera. Y teniendo lo demás en mi habitación, siento que no he dejado tan atrás mi antigua vida. Cojo el amuleto de Lucía, una muñeca irlandesa vestida de verde que sujeta un trébol de cuatro hojas mientras lo mira y sonríe, dejando entrever unos dientes pequeños y muy muy blancos. Le quito un poco el polvo que tenía de estar en la mochila, y lo pongo encima de la mesilla de noche. Mirándolo, es como estar con mi mejor amiga de nuevo.
Lucía…como la echo de menos. Tantos años juntas y ahora nos tenemos que separar por esto…Y casi ni me pude despedir de ella, porque la idea de Alistar para todo esto es que un doble me sustituya, para que nadie pueda notar mi ausencia. Se supone que cuando vuelva todo lo que ha vivido ella pasará a formar parte de mis recuerdos, pero claro…eso será si vuelvo. El doble tiene una copia de todos los míos, para que no haga nada raro en mi ausencia, como irse con Rubén o ser amable con quién no debe. O simplemente, irse de la lengua y decir algo extraño, como que tengo un don. La verdad es que a mi esto del doble no me convence demasiado, pero no ha sido idea mía y no pensaba llevarle la contraria a nadie.
Saco el móvil y sonrío al ver el fondo. Una foto con Alberto y mis tres amigas el día de la fiesta de Lucía.
Lo dejo encima de la mesa y empiezo a sacar lo demás. Voy a sacar las fotos cuando noto algo. Parece un sobre. Lo cojo y veo que he acertado. Es un sobre azul y cuadrado, hecho a mano. Qué raro. No recuerdo haber metido esto en la maleta, de hecho no lo he visto antes. Lo abro y saco una carta cuidadosamente doblada.

“Hola cariño.
Supongo que esta carta te habrá sorprendido, pero quería decirte una vez más lo mucho que te quiero y lo mucho que te querré, a pesar de que estés tan lejos. No hay minuto del día en el que no piense en ti y me invadan unas ganas terribles de estar contigo. Lo único que me consuela es pensar que en algún momento podremos volver a estar juntos y podré decirte a la cara todo lo que este tiempo me es imposible.
Por favor, solo quiero pedirte dos cosas.
Una, no olvides que estaré esperándote todo el tiempo que sea necesario.
Y la otra, regresa. Me da igual si no salvas el mundo, lo que necesito es que vuelvas a mi lado sana y salva.
Te quiero.”

Doblo la carta cuidadosamente y la guardo en el primer cajón del escritorio mientras sonrío
y las lágrimas caen despacio.
Encontrarme la carta de Alberto ha hecho que se produzcan en mí dos sentimientos opuestos.
Por una parte, la alegría de tener a una persona tan maravillosa como es él a mi lado, cuidándome y recordándome así lo mucho que me quiere y la suerte que tengo de que esté junto a mí.
Por otra, la tristeza de que no pueda estar cerca suya. Solo quiero que nos separen como mucho 10 centímetros, y en lugar de eso estamos a 7.529.000.000 kilómetros.
¿Cómo vamos a soportarlo?
En ese momento, oigo un ruido que proviene de la otra punta de la casa.
Asustada, ando hacia donde creo que proviene, pero no veo nada. Me encojo de hombros y pienso que es una tontería, cuando lo oigo otra vez, esta vez ha tenido que ser en una habitación cercana.
En ese mismo pasillo está la cocina, entro y veo una sombra extraña.
Temblando, entro y veo a alguien de espaldas. Parece estar buscando algo, o a alguien.
Cojo lo primero que encuentro, un jarrón bastante feo y me acerco a él, cuando voy a darle un golpe, se gira y me quedo muda por la sorpresa.
Yo le conozco.
Bueno, conozco a la persona a la que se parece y rezo porque sea como él solo físicamente.

Porque hasta aquí, a tantos kilómetros, Ismael me persigue.

viernes, 1 de febrero de 2013

Capítulo 19 :D


Miro por la ventana de la librería una última vez y suspiro. Va a ser mucho más difícil de lo que esperaba alejarme de todo. De mi familia, de mis amigos, de él…Alberto. Me ha pedido mil veces que le dejara acompañarme pero le he dicho que no a todas. No es que no quiera, todo lo contrario. Lo que no quiero es que vuelva a estar en peligro por mi culpa. No podré soportarlo. A pesar de que le voy a echar muchísimo de menos y de cada segundo teniéndole tan lejos vaya a dolerme como si faltara una parte de mí, sé cuál es mi deber. Y es alejarme de todo lo que quiero para protegerlo.
-Laura… ¿Estás bien? –La voz de Alistar me llega cargada de culpabilidad. Sé que se siente mal por mí, es lógico, pero nunca me ha gustado dar pena y nunca me gustará, por lo que me pongo derecha y asiento sonriendo. No voy a derrumbarme. Debo estar lista para luchar, para ganar y volver aquí. 
Viene hacia mí y me abraza con fuerza. Huele de una forma muy especial, imagino que será por algún perfume de Plutón, porque no es el típico olor que puedes encontrar en una tienda de perfumes, y tampoco me imagino a Alistar buscando colonias por tiendas raras.
Se separa y me sonríe dándome ánimos y le respondo con otro sonrisa. “Todo va a ir bien” me digo varias veces. “Sí, todo va a ir bien.” No me permito pensar que algo en nuestro plan podría fallar. No. Alistar y el resto de magos son fuertes. Yo soy fuerte. Somos muchos contra solo uno y vamos a conseguir lo que pretendemos. 
-¿Preparada? –Sin mirar atrás asiento y los dos nos acercamos a la puerta que nos llevara a un mundo extraño, al menos para mí. 
-Cierra los ojos. En un momento estaremos ahí. –Sonrío de manera inconsciente al oír su frase. Eso mismo le dije yo a Alberto hace unos días. Pensar en él me dado nuevas fuerzas para seguir adelante. Quiero volver a pasar momentos así a su lado, quiero pasar todo el tiempo que pueda con él y para eso, tengo que volver pronto y sana y salva. No puedo perder ni un instante. 
-Pues, adelante. –Con los ojos cerrados doy un paso al frente y noto dos segundos el vacío bajo mis pies. Al tercer segundo estoy otra vez sobre tierra. Abro los ojos y miro a mi alrededor. Todo es…increíble. No hay edificios, todo lo que puedo ver son como una especie de chalets de colores. Son enormes y tienen tres o cuatro puertas en la fachada principal, cada una de un tamaño y un color, con una inscripción en cada uno. Me fijo en las del chalet que tengo delante. “Lodit”, “Asoira”, “Fisat” y “edeb”. Éste último se repite en todos los chalets que veo.
-¿Qué significa eso? – Alistar se sorprende al oír mi pregunta y sigue mi mirada. 
-Ah, eso son los nombres de las personas que viven en cada casa. Cada puerta lleva al dormitorio o como se llama aquí, derit, de quienes habitan la casa. Dentro de ellas hay otra puerta que lleva a las salas principales, como el salón, el comedor, la cocina… -No puedo ocultar mi asombro. Ese sistema es tan distinto al nuestro…Además, no veo ninguna cerradura ni nada parecido, solo un pequeño pomo, por lo que por lo menos, la entrada principal debe abrirse con un hechizo. “Al menos no tienen el problema de perder las llaves.”
-¿Y el edeb?
-Esa es la entrada principal, la que usan los invitados. 
-Entiendo…-Alistar se ríe al ver mi expresión.
-Aquí las cosas son bastante diferentes, pero no te preocupes, he encargado que hicieran una casa para ti igual que las de la Tierra. Así todo será más fácil. 
-Muchas gracias. 
Alistar da un paso y mira a los lados. Parece que está buscando a alguien. Debe ver a quién esperaba, porque sonríe y camina hacia la derecha. Le sigo y veo a una chica joven, de unos veinte años. Es muy guapa. Tiene unos ojos de un color violeta y el pelo castaño rojizo, por los hombros y ondulado. Es alta, seguramente me sacara un poco más de una cabeza. Sonríe a Alistar con cariño y cuando están uno enfrente del otro se dan un tierno abrazo. Cuando se separan siguen sonriendo. No hay ninguna duda de que se tienen mucho cariño. 
-Alodia, esta es Laura. Es de quién te hable. -Al escuchar el nombre sé quién es. Alistar la nombró la tarde que nos enfadamos. Pero hay algo que no entiendo. Esta chica es muy joven, demasiado para Alistar. ¿No me dijo que se conocían desde hacía 100 años? Deben tener más o menos la misma edad y sin embargo…Ella no aparenta tener más de treinta y pocos años.  
-Encantada, Laura. –Ahora su amable sonrisa va dirigida a mí. 
-Igualmente. –Se gira de nuevo hacia Alistar y le mira varias veces con sorpresa. 
-Pero, Alistar, ¿Qué haces así?-Éste parpadea sorprendido y se mira. 
-¡Uy! Se me olvidaba que ya puedo mostrar mi verdadero aspecto. –¿¿Cómo que su verdadero aspecto?? Antes de que pueda preguntar algo, se separa de nosotras y tras unos segundos de concentración su cuerpo empieza a cambiar. Se vuelve un poco más alto y delgado, se le quita la barba y el pelo se le vuelve más corto y castaño. Lo único que sigue igual son sus ojos azules, porque hasta su sonrisa es diferente. Le miro con la boca abierta. ¡Ha rejuvenecido treinta años en un instante!
-Perdona, Laura. Al igual que Meanet cambio su aspecto para aparentar ser un profesor de veinte años yo lo hice para ser más mayor. No tenía por qué mostrar como soy realmente. 
- Hablando de Meanet…Tenemos novedades. –Al escuchar lo que Alodia le dice, Alistar se pone serio y me mira.
-Laura, vamos a tu casa. –Asiento sin preguntar siquiera, ya tendré tiempo de enterarme. 
Empezamos a andar y llegamos a una casa que sobresale entre las demás. Tiene tres pisos, es de color morado con las ventanas blancas y tiene solo una puerta.. Estoy sorprendida. No sólo se han tomado las molestias de construirme una casa, sino que además es realmente bonita. 
-Aquí es. Para que sea más segura solo podemos entrar nosotros tres y una cuarta persona que ya conocerás. Por ahora te dejamos sola, para entrar tienes que desearlo y ya, nosotros nos tenemos que ir. Dentro de poco volveremos a ver qué tal estás, mientras instálate en la casa. Hay tres dormitorios, elige el que quieras.
Sin darme un segundo para despedirme los dos desaparecen y me dejan sola. Me encantaría poder dar una vuelta, pero tendré que esperar a estar acompañada por alguien. Entro a la casa y me tumbo en la primera cama que encuentro. No tengo ganas ni ánimo para mirar las demás habitaciones. 

lunes, 28 de enero de 2013

¡Por fin estoy aquí!

¡Hola a todos! Después de tres meses (soy lo peor, sí, lo sé) vuelvo a la carga, y con (creo) buenas noticias. 
Como no sé si lo avisé en su momento, vuelvo a decirlo. 
Mi historia va a tener tres partes. La primera es todo lo que está subido, del capítulo 1 al 18. La segunda parte, la que empezaré a subir esta noche, es la segunda parte, que contará todo el viaje de Laura. 
Ahora mismo solo está subido la introducción, espero que os guste, y por favor, perdonar que sea tan desastre, pero últimamente no he tenido ni tiempo, ni imaginación, ni me he sentido tan bien como para escribir. Lo siento mucho de verdad. A partir de hoy, prometo que intentaré-conseguiré ser más constante a la hora de subir capítulos.

Introducción de la segunda parte :)

Estoy encerrada en mi habitación, oyendo cómo pasa el tiempo. “Tic tac. Tic tac. Tic tac”. 
Me quedan pocas horas para partir rumbo a mi nueva vida y sé que debería, pero no estoy preparada. 
Quiero quedarme aquí. Quiero ser feliz, quiero vivir mi vida normal, como cualquier otra adolescente en el mundo. Quiero estar con Alberto todos los días. Quiero reírme con mis amigas, irme de fiesta y volver tarde, quiero estar con mi familia…Quiero ver cómo crecen mis primos pequeños, quiero ver cómo crezco yo. Quiero ir a la universidad, hacer feliz a la gente que me rodea. Tener una vida normal, como cualquier otro adolescente. ¿Acaso pido tanto? Sé que no es así. 
Miro el reloj y veo que son las cinco. Me levanto como puedo de la cama y me empiezo a vestir. Corro escaleras abajo y les digo adiós a mis padres y a mi hermano. Hasta voy a echar de menos nuestras estúpidas discusiones. Les digo que les quiero y les doy un abrazo, todos me miran con sorpresa y yo, aguantándome las lágrimas, les sonrío y voy hacia la entrada y salgo. No me permito mirar atrás, solo andar, andar y andar. Sé que si me doy la vuelta, me costará muchísimo no darme la vuelta. Y no puedo permitirme dudar.
Justo antes de ir a la librería de Alistar, giro y voy hacia casa de Alberto. Él se piensa que viene conmigo, todavía no he sido capaz de decirle que él se queda aquí, pero ya no puedo atrasarlo más. Me quedan 3 horas y 45 minutos para irme. La puerta de entrada está abierta por lo que entro y subo en el ascensor hasta su puerta. Llamo al timbre una vez y espero a que me abra. 

-Hola, cariño. Ya estoy listo. -Le miro y suspiro. Cómo le voy a echar de menos. 

-Lo siento, Alberto…Tú no vienes. Tienes que quedarte aquí.
-¿Qué? ¿Por qué no?
-¿No te das cuenta? Es demasiado peligroso.  No olvides que me voy para protegerte a ti también.
-¿Y no es más seguro que esté a tu lado?
-Puede que para mí sí, pero no para ti.
-¿Qué te crees, que solo pueden hacerme daño si me cogen? Laura, si te atrapa…Eso si me lo hará de verdad. Y más aún si no contaste conmigo para protegerte. –Pude notar la histeria en su voz. Sin duda, quería venir. Pero no pensaba dejarle.
-Alberto, lo digo en serio. Yo me voy y te prometo, te juro, que volveré, pero tú te tienes que quedar aquí. No te voy a poner en peligro por el simple hecho de que quiera estar contigo, ¿vale? Te quiero, y por eso debes estar aquí. –Una lágrima le cae por la mejilla y antes de que caiga una segunda le beso.
Fue un beso triste, dulce, corto, con sabor a despedida. Intenté separarme a los pocos segundos, pero él me volvió a besar, esta vez con fuerza.
-No pretenderás que te deje marchar sin darte al menos un último beso, ¿no? –Se me escapa una sonrisa triste al escucharle decir eso. Con toda la seguridad que puedo, le contesto casi sin pensar lo que digo.
-No es el último, Alberto. Te prometo que éste es solo uno más. Te prometo que por mucha distancia que haya entre nosotros…nunca dejaré que mi corazón se aleje de ti.
-¿Aunque vayas a estar ahí muchísimo tiempo, tal vez…cinco años?

-A pesar de todo lo que pueda interponerse entre nosotros. –Sé que va a seguirme. Lo sé porque si fuera al revés, yo lo haría, no le dejaría solo. Me doy la vuelta y sin ocultar más las lágrimas, deseo que acepte mi decisión, que no me siga. Es lo mejor que puedo hacer.