viernes, 13 de abril de 2012

CAPÍTULO 11

-¿Laura?- Levanté la cabeza y vi a Alberto.-¿Qué te pasa?
-Nada, no te preocupes…
-¿Cómo que nada? Anda, levanta. –Me cogió una mano y al levantarme y sonreírme le abracé lo más fuerte que pude, necesitaba hacerlo.
-Laura… ¿Por qué no me dices lo que te pasa? Porque está claro que algo es, y me estás ahogando. Sabes que puedes contarme lo que sea, soy tu novio.
Sí, lo sabía…Pero, ¿Qué iba a decirle? No quería mentirle, pero decirle la verdad….Aunque…¿Por qué no? Necesitaba desahogarme y Alberto era la persona perfecta. Estaba claro que en Alistar no podía confiar más…Uf. No quería pensar en eso ahora. Quería olvidarlo, olvidar mi don y volver a ser la chica de siempre. Con mis amigas, mi familia y mi novio. Con una vida completamente normal.
-Sí, sí que me pasa… Por favor, tienes que confiar en mí.
-Claro, princesa. Vamos a otro sitio. –Nos cogimos de la mano y me llevó a un pequeño bar ambientado en los años 50. Nos sentamos en una mesa un poco apartada.
-Buenas tardes, ¿Qué querían tomar?-El camarero era joven, tendría entre 20 y 25 años. Tenía los ojos marrones grandes y el pelo rubio oscuro. Cuando se dio cuenta de que le estaba mirando me sonrió y bajé la mirada con timidez.
-Buenas tardes, dos coca-colas, por favor.
-En seguida.
-Bueno…¿Entonces quieres que te lo cuente?
-Claro.
-Vale, pero por favor, no me interrumpas…Es bastante largo.
-De acuerdo.
Empecé a contarle como había aparecido mi don, cómo todo lo que deseaba se hacía realidad, y como por mi culpa había aparecido Rubén, como estando él cerca no funcionaba mi don, el encuentro con Alistar, todo lo que me había contado y su traición…Mientras le iba contando todo esto, me iba dado cuenta de lo absurdo que parecía. Y todo esto en apenas una semana. La expresión de su rostro cambió de sorpresa a incredulidad y cuando le conté lo que me había pasado y por lo que estaba así, pasó ser de enfado.
Terminé de contárselo todo y bajé la mirada, esperando sin saber por qué, que me dejase, que se fuera del bar considerándome un bicho raro. La verdad, tendría razón.
Noté como algo me subía por el estómago y me entraban unas ganas enormes de llorar. No podía irse de mi lado… ¿Cómo había llegado a este punto de necesidad?
Tuvo que ver que estaba a punto de llorar, porque se levantó de su sitio sin decir nada, se sentó a mi lado y me abrazó con fuerza. Uf.
-¿Estás bien? ¿Por qué lloras?-Cogió una lágrima de la mejilla con su dedo y la limpió en su pantalón.
No me había dado cuenta de que había empezado a llorar.
-Por qué tú…Ahora que lo sabes…-No pude terminar.
-¿Ahora que lo sé, qué?
-Si te vas…
-¿Si me voy? Laura, no me importa eso. Rubia, morena, pelirroja, alta, baja, con o sin un don, te quiero igual. Ahora lo sé, y voy a estar aquí para ayudarte en lo que pueda.
Sonreí y le abracé. ¿Cómo podía ser tan perfecto? Nos separamos y le besé. Con ternura, con pasión, como tantas otras veces, pero sintiendo lo que nunca antes.
Dicen que es amor cuando sientes que algo dentro de ti cambia, cuando de pronto le miras con otros ojos. Cuando un día de lluvia te recuerda a él y uno en el que hace sol también. Cuando te acuestas pensando en su sonrisa y te despiertas pensando en sus ojos. Cuando intentas describir lo increíble que es pero te das cuenta de que no puedes, por que aún no han inventado palabras. Entonces sonríes tontamente, sin poder evitarlo. Cuando todo el mundo dice que tiene defectos pero te da igual, por que los amas tanto como a él. Sin duda, lo que sentía por Albero era eso. Y él sentía lo mismo, estaba segura. Siempre era mucho tiempo, pero Alberto y yo lo pasaríamos juntos.  
Tras bebernos las coca-colas y pagar la cuenta, salimos del bar. Caminamos de la mano hasta mi casa, donde nos despedimos hasta el día siguiente, ya que teníamos clase. Entré en mi casa justo cuando estaba poniendo la mesa mi hermano Me dirigió una mirada extraña, como avisándome sobre algo. No lo entendí y tampoco le di demasiada importancia, por lo que me dirigí a mi habitación para cambiarme cuando oí la voz de mi madre llamándome.
-Laura, ven al salón. Tenemos visita.
¿Visita? Llena de curiosidad fui y lo que vi me dejó boquiabierta. Era la última persona con la que esperaba encontrarme ahí, en el salón de mi casa.
Rubén.

(Así es el bar al que van Laura y Alberto).

9 comentarios:

  1. Esta muy bien, espero el siguiente capitulo!!!

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    1. Me alegro de que te guste:D muchaas graacias^^
      El viernes o el sábado que viene:)

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  2. Aaah me ha encantado, soy la pesada de Alice, esa que te habla tal vez demasiado en tuenti, he comentado poco lo reconozco pero aquí estoy pendiente de tu blog cada día. Yo te leo tranquila. Un beso
    PD: Me gusta hablar contigo, no soy ninguna psicópata ni nada XD

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    1. jajaja me aleegro!:) No eres pesada, tranquila;D noo, ademáás, a mi me gusta mucho hablar jajaja
      Va, da igual:) me alegro de que lo leas^^
      Un beeso!:)
      jajaja ya lo suponia;D tu hablame cuando quieras, que como he dicho, a mi me encanta hablar jaja

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  3. Respuestas
    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Me aleegro de que tee guste:)
      El viernes o el sabado que viene lo subo;)
      Un beeso!

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  4. Muy bueno y muy bonito. Esa forma de describir el amor me parece la mejor. Yo la comparto. Espero con impaciencia al viernes. Un abrazo, Sergio

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    1. Muchaas graacias:D Bueno, el viernes o el sabaado...cuando pueda jaja

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