domingo, 21 de octubre de 2012

CAPÍTULO 18 :D (Pirmera parte)


Me desperté en medio de la oscuridad y miré a mi alrededor desorientada. Estaba en mi habitación, tumbada en la cama, pero por mucho que pensaba no recordaba como había llegado hasta ahí. Miré el despertador y vi que eran las cuatro y cuarto de la madrugada. Poco a poco iba recordando que había pasado y deseaba no haberlo hecho. Antes de volver a echarme a llorar, me levanté y vi que todavía estaba vestida.  Nada más llegar a casa debí irme a mi habitación y dormirme. Tenía hasta los zapatos puestos. Sin hacer ruido fui al baño, me lavé la cara y me recogí el pelo como pude. . Fui hasta mi habitación y me senté en la silla del escritorio. Cogí mi móvil y vi que tenía un mensaje de Alberto de hacía media hora. ¿Porqué estaba despierto? Lo abrí nerviosa.
“Hola, cariño. Supongo que estarás durmiendo,  pero yo no podía. No dejo de pensar que tarde o temprano tendré que decirte adiós. Y eso me está destrozando. Quiero que mañana hablemos,  te espero a las seis en mi casa. Te amo.”
Lo leí varias veces antes de responder. Iba a darle a enviar cuando me di cuenta de la hora. Aunque antes estaba despierto a lo mejor había conseguido dormirse y no quería despertarle. Guardé el mensaje en borrador, me levanté y me fui a la cama, sintiéndome la peor persona del mundo por hacer que se sintiera así. Me tumbé en la cama y cerré los ojos. Me puse en una postura, en otra, di varias vueltas, pero no conseguía dormirme. No dejaba de pensar en Alberto y en todas las demás personas que dejaría atrás.
Así iba a ser imposible dormirme….Me levanté y fui a la cocina sin hacer ruido. Me serví un vaso de agua que bebí a sorbitos y miré el reloj.  Las cinco menos cuarto. ¿Qué podía hacer despierta a esa hora?
Volví a mi habitación y cogí el móvil con los cascos. Me tumbé en la cama, puse música y cerré los ojos. A los cinco minutos me quité los cascos y suspiré. Al parecer lo de dormir iba a ser más un imposible que otra cosa. Dejé el móvil en la mesa y me volví a tumbar. Al poco tiempo oí como la puerta de mi habitación se abría. Cerré los ojos con fuerza como reflejo y me hice la dormida. Noté como alguien se sentaba en mi cama y me llamaba. Abrí los ojos y vi a Jorge.
-¿Qué haces aquí?
-Llevo un rato escuchándote y no me puedo dormir ya. Ya que me has despertado podrías decirme que te pasa, ¿no crees?
-Lo siento…-Me incorporé y me senté a su lado.
-No pasa nada, pero dime, ¿qué te pasa? –Le miré sin saber que decir. No sabía si podía saber algo, aunque claro, antes o después se terminaría enterando y necesitaba desahogarme. Pero, ¿qué podía contarle? ¿Que los magos existían y yo podía ser uno de ellos? Y no solo eso, también que me iba a Plutón para vencer a un poderoso y malvado mago al que ya se habían enfrentados otros magos, entre ellos nuestro abuelo. Si le decía todo eso podían ocurrir dos cosas. Una, que creyera que me lo estoy inventando todo y me considerara una loca y otra que con mucha suerte confiara en mí y me supiera decir que era lo mejor. Aunque conociendo a mi hermano, lo más posible es que no se lo creyera hasta que no se lo demostrara y no me apetecía demasiado y menos aún a esas horas.
-No me pasa nada, tranquilo. Vete a la cama. –Me miró con cara de incredulidad pero no quiso insistir más, se levantó y se fue. Después de todo era mi hermano y me conocía, sabía que si no se lo había contado ya, no se lo iba a contar por mucho que insistiese.
Miré de nuevo el reloj. Las seis menos cuarto. Me tumbé en la cama y cerré los ojos. Aunque no me fuera a dormir, no tenía nada mejor que hacer a esa hora que volver a intentarlo. Sorprendentemente, lo conseguí. Me desperté a las once y diez, por la luz que entraba en mi habitación. Me incorporé y vi que la almohada estaba mojada. Debía de haber estado llorando en sueños. Genial. Me levanté y me froté los ojos varias veces. Me escocían bastante. No quise ni mirarme al espejo, me daba miedo la pinta que pudiera tener. Baje a la cocina arrastrando los pies.  Pegada en la nota había una nota que ponía que mis padres y mi hermano habían salido y volverían a la hora de comer. Genial, toda la mañana sola. Me preparé la leche con cola-cao y cogí un croissant de chocolate. Me senté en la mesa para empezar a desayunar pero fui incapaz de comer algo. Mi estómago parecía haberse cerrado. Dejé cada cosa en su sitio y subí a mi habitación. Cogí el móvil y vi que tenía una llamada perdida de Alberto. Le llamé y en seguida me lo cogió.

2 comentarios:

  1. No esta mal pero es la primera parte, seguro k la segunda es mas interesante. Este nos sirve para meternos en contexto, pero esta bastante bn. Lo k no se es dónde esta lo bueno??
    Un beso Sergio

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    1. jajaja todo está en la segunda parte:P la subo o en un rato o mañana, es que quiero que antes la gente se haya leído esta xD
      Un beeso!

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