Estoy
encerrada en mi habitación, oyendo cómo pasa el tiempo. “Tic tac. Tic tac. Tic tac”.
Me quedan pocas horas para
partir rumbo a mi nueva vida y sé que debería, pero no estoy preparada.
Quiero quedarme aquí.
Quiero ser feliz, quiero vivir mi vida normal, como cualquier otra adolescente
en el mundo. Quiero estar con Alberto todos los días. Quiero reírme con mis
amigas, irme de fiesta y volver tarde, quiero estar con mi familia…Quiero ver cómo
crecen mis primos pequeños, quiero ver cómo crezco yo. Quiero ir a la
universidad, hacer feliz a la gente que me rodea. Tener una vida normal, como
cualquier otro adolescente. ¿Acaso pido tanto? Sé que no es así.
Miro el reloj y veo que son
las cinco. Me levanto como puedo de la cama y me empiezo a vestir. Corro
escaleras abajo y les digo adiós a mis padres y a mi hermano. Hasta voy a echar
de menos nuestras estúpidas discusiones. Les digo que les quiero y les doy
un abrazo, todos me miran con sorpresa y yo, aguantándome las
lágrimas, les sonrío y voy hacia la entrada y salgo. No me permito mirar atrás,
solo andar, andar y andar. Sé que si me doy la vuelta, me costará
muchísimo no darme la vuelta. Y no puedo permitirme dudar.
Justo antes de ir a la
librería de Alistar, giro y voy hacia casa de Alberto. Él se piensa que viene
conmigo, todavía no he sido capaz de decirle que él se queda aquí, pero ya no
puedo atrasarlo más. Me quedan 3 horas y 45 minutos para irme. La puerta de
entrada está abierta por lo que entro y subo en el ascensor hasta su puerta.
Llamo al timbre una vez y espero a que me abra.
-Hola, cariño. Ya estoy listo. -Le miro y suspiro. Cómo le voy a
echar de menos.
-Lo siento,
Alberto…Tú no vienes. Tienes que quedarte aquí.
-¿Qué?
¿Por qué no?
-¿No te
das cuenta? Es demasiado peligroso. No
olvides que me voy para protegerte a ti también.
-¿Y no es
más seguro que esté a tu lado?
-Puede
que para mí sí, pero no para ti.
-¿Qué te
crees, que solo pueden hacerme daño si me cogen? Laura, si te atrapa…Eso si me
lo hará de verdad. Y más aún si no contaste conmigo para protegerte. –Pude
notar la histeria en su voz. Sin duda, quería venir. Pero no pensaba dejarle.
-Alberto,
lo digo en serio. Yo me voy y te prometo, te juro, que volveré, pero tú te
tienes que quedar aquí. No te voy a poner en peligro por el simple hecho de que
quiera estar contigo, ¿vale? Te quiero, y por eso debes estar aquí. –Una
lágrima le cae por la mejilla y antes de que caiga una segunda le beso.
Fue un
beso triste, dulce, corto, con sabor a despedida. Intenté separarme a los pocos
segundos, pero él me volvió a besar, esta vez con fuerza.
-No
pretenderás que te deje marchar sin darte al menos un último beso, ¿no? –Se me
escapa una sonrisa triste al escucharle decir eso. Con toda la seguridad que
puedo, le contesto casi sin pensar lo que digo.
-No es
el último, Alberto. Te prometo que éste es solo uno más. Te prometo que por
mucha distancia que haya entre nosotros…nunca dejaré que mi corazón se aleje de
ti.
-¿Aunque
vayas a estar ahí muchísimo tiempo, tal vez…cinco años?
-A pesar
de todo lo que pueda interponerse entre nosotros. –Sé que va a seguirme. Lo sé
porque si fuera al revés, yo lo haría, no le dejaría solo. Me doy la vuelta y
sin ocultar más las lágrimas, deseo que acepte mi decisión, que no me siga. Es
lo mejor que puedo hacer.
Estoy
encerrada en mi habitación, oyendo cómo pasa el tiempo. “Tic tac. Tic tac. Tic tac”.
Me quedan pocas horas para
partir rumbo a mi nueva vida y sé que debería, pero no estoy preparada.
Quiero quedarme aquí.
Quiero ser feliz, quiero vivir mi vida normal, como cualquier otra adolescente
en el mundo. Quiero estar con Alberto todos los días. Quiero reírme con mis
amigas, irme de fiesta y volver tarde, quiero estar con mi familia…Quiero ver cómo
crecen mis primos pequeños, quiero ver cómo crezco yo. Quiero ir a la
universidad, hacer feliz a la gente que me rodea. Tener una vida normal, como
cualquier otro adolescente. ¿Acaso pido tanto? Sé que no es así.
Miro el reloj y veo que son
las cinco. Me levanto como puedo de la cama y me empiezo a vestir. Corro
escaleras abajo y les digo adiós a mis padres y a mi hermano. Hasta voy a echar
de menos nuestras estúpidas discusiones. Les digo que les quiero y les doy
un abrazo, todos me miran con sorpresa y yo, aguantándome las
lágrimas, les sonrío y voy hacia la entrada y salgo. No me permito mirar atrás,
solo andar, andar y andar. Sé que si me doy la vuelta, me costará
muchísimo no darme la vuelta. Y no puedo permitirme dudar.
Justo antes de ir a la
librería de Alistar, giro y voy hacia casa de Alberto. Él se piensa que viene
conmigo, todavía no he sido capaz de decirle que él se queda aquí, pero ya no
puedo atrasarlo más. Me quedan 3 horas y 45 minutos para irme. La puerta de
entrada está abierta por lo que entro y subo en el ascensor hasta su puerta.
Llamo al timbre una vez y espero a que me abra.
-Hola, cariño. Ya estoy listo. -Le miro y suspiro. Cómo le voy a
echar de menos.
-Lo siento,
Alberto…Tú no vienes. Tienes que quedarte aquí.
-¿Qué?
¿Por qué no?
-¿No te
das cuenta? Es demasiado peligroso. No
olvides que me voy para protegerte a ti también.
-¿Y no es
más seguro que esté a tu lado?
-Puede
que para mí sí, pero no para ti.
-¿Qué te
crees, que solo pueden hacerme daño si me cogen? Laura, si te atrapa…Eso si me
lo hará de verdad. Y más aún si no contaste conmigo para protegerte. –Pude
notar la histeria en su voz. Sin duda, quería venir. Pero no pensaba dejarle.
-Alberto,
lo digo en serio. Yo me voy y te prometo, te juro, que volveré, pero tú te
tienes que quedar aquí. No te voy a poner en peligro por el simple hecho de que
quiera estar contigo, ¿vale? Te quiero, y por eso debes estar aquí. –Una
lágrima le cae por la mejilla y antes de que caiga una segunda le beso.
Fue un
beso triste, dulce, corto, con sabor a despedida. Intenté separarme a los pocos
segundos, pero él me volvió a besar, esta vez con fuerza.
-No
pretenderás que te deje marchar sin darte al menos un último beso, ¿no? –Se me
escapa una sonrisa triste al escucharle decir eso. Con toda la seguridad que
puedo, le contesto casi sin pensar lo que digo.
-No es
el último, Alberto. Te prometo que éste es solo uno más. Te prometo que por
mucha distancia que haya entre nosotros…nunca dejaré que mi corazón se aleje de
ti.
-¿Aunque
vayas a estar ahí muchísimo tiempo, tal vez…cinco años?
-A pesar
de todo lo que pueda interponerse entre nosotros. –Sé que va a seguirme. Lo sé
porque si fuera al revés, yo lo haría, no le dejaría solo. Me doy la vuelta y
sin ocultar más las lágrimas, deseo que acepte mi decisión, que no me siga. Es
lo mejor que puedo hacer.
Hola, aquí estoy, espero que no te importe que haya empezado a leer desde aquí, me ha gustado mucho, voy a seguir leyendo a ver que le pasa a Laura.
ResponderEliminarCuenta con una seguidora más, un beso :).
http://ignisetgelu-ignis.blogspot.com.es/
Jooo, muchísimas graacias :DDD
EliminarMe aleegro un montón :D
Un beesazo!^^
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar