domingo, 12 de febrero de 2012

CAPÍTULO 2

-¡¡LAURAAA!!- me desperté sobresaltada al oír el grito-¡¡DESPIERTA!!
Me levanté sin ganas, medio dormida, y miré el reloj. Las ocho menos cinco. Tardé poco en reaccionar y darme cuenta de que debería estar despierta hacía casi media hora y que ahora mismo debería estar duchada y desayunando. Estaba pensando en que podía hacer para llegar a tiempo cuando se me ocurrió desear estar arreglada y lista para irme. Funcionó. Bajé para coger el autobús con una enorme sonrisa. Mi madre no pudo evitar abrir los ojos como platos al ver que en menos de 5 minutos me había arreglado cuando normalmente tardaba bastante, no tanto como Jorge, pero aun así mucho tiempo. Antes de que me preguntara como había tardado tan poco salí corriendo por la puerta, no quería tener que inventarme alguna excusa. Cuando me subí al autobús, me di cuenta de que era miércoles y había Física a primera hora, Normalmente no me apetecía nada, pero hoy…menos aún, aparte de ser difícil, me parecía bastante aburrida y lo peor de todo era que se me había olvidado hacer los ejercicios que había mandado hacía una semana. Al entrar en clase pensé si mi extraño don podría hacer que mi profesora de Física podría faltar hoy a clase, de forma que no fuéramos a corregirlos. La verdad, no encontraba ningún motivo por lo que podría no funcionar, así que me senté, me concentré y deseé que Marina estuviera lo bastante enferma como para poder faltar por lo menos tres días. Al cuarto de hora apareció nuestra tutora, Isabel, y nos dijo Marina se había puesto enferma y que no vendría hoy.
-¡Bieeeeeen!- no pude resistirme y toda la clase incluida Isabel se me quedó mirando con cara rara, aunque la suya, mas bien enfadada.
-¡Laura, ven conmigo!- dijo, enfadándose cada vez más. Me levanté de mi sitio temblando, tiré la silla al suelo y todos empezaron a reírse de mí. Un mes antes me hubiera puesto roja como un tomate, y hubiera pensado que ojála me tragara la tierra, pero hoy no. Ahora tenía mi don. Deseé que todos olvidasen lo que había ocurrido, que no recordaran esos últimos 7 minutos, con eso bastaría. Al momento todos se miraban entre sí confusos, sin saber muy bien lo que había ocurrido. Pero miraron mi sitio, me miraron a mí...y empezaron a reírse de nuevo. Isabel, con la cara roja del enfado, gritaba intentando poner orden. Que raro, habían vuelto a recordar lo ocurrido todos menos Isabel… ¿porqué no había funcionado? Había hecho lo mismo de siempre, había cerrado los ojos, cruzado los dedos y pensado en lo que deseaba con fuerza.
Me senté en mi sitio y lo intenté de nuevo.  Pareció funcionar. Si, esta vez sí.
Más tranquila, coloqué mi silla y me senté, como si nada hubiera ocurrido. Isabel siguió hablando de quién sustituiría a Marina los próximos días. Al parecer vendría un sustituto nuevo, ningún profesor tenía la hora libre y tampoco quería pasar mas tiempo con nosotros que el necesario y la verdad, me encanta mi clase pero a veces somos un poco insoportables y me incluyo en esa categoría, hablo mucho y las palabras “más bajo” no las suelo aplicar…Nos explicó un poco como era: se llamaba Rubén y tenía 25 años, acababa de terminar la universidad y seríamos su primera clase, por los que nos tendríamos que portar mejor que nunca. Justo cuando termino de hablar llamaron a la puerta y entró el director, tan serio como siempre seguido de un hombre alto, moreno, con los ojos grandes y verdes. Nada más entrar nos miró y sonrió con una mueca de suficiencia, como si supiera que no le íbamos a dar guerra, como si ya nos tuviera controlados.
Creo que todos echamos de menos a Marina, que a pesar de sus gritos, enfados y castigos, tenía un aspecto mucho mas “humano” que su sustituto, que parecía salido de mi pesadilla de anteayer…Estaba claro que si alguno se había hecho ilusiones por su ausencia, ahora se habían desvanecido. No íbamos a poder hacer nada divertido mientras él estuviera presente y eso sería hasta la semana que viene. Le miré y vi que el también tenía sus ojos clavados en mí, como si pudiera leerme el pensamiento. Aparté la mirada de sus ojos y sonrió de nuevo con esa mueca horrible. Tenía que hacer algo…esto era por mi culpa, porque si no hubiera deseado que faltara a clase ahora estaríamos dando clase y yo tendría una falta y un castigo pero al menos no estaría tan aterrorizada, tanto que ni siquiera me atrevía a usar mi don…Llegó la hora del recreo y salimos al patio en fila de uno en uno, sin hablar ni reírnos. Me senté con mis amigas en un banco y empezamos a hablar del sustituto, parecía que todas teníamos la necesidad de dar nuestra opinión.
-Es horrible- Lucía parecía la más aterrada de todas, a pesar de ser seguramente la mas valiente, impulsiva y loca, lo que la hacía ser también la más divertida y mi mejor amiga.
-No es horrible…es más bien de otra galaxia.
-Vamos a ver Ana… ¿de otra galaxia? ¿De dónde has sacado eso?
-Perdona pero es imposible que un humano sea así...
Ana siempre sacaba un lado espacial a todo, aunque la verdad es que en este caso no le faltaban motivos, no sería difícil de esperar que fuera un extraterrestre de un planeta desconocido.
-¿Y qué hace un extraterrestre en nuestra clase? ¿Comprobar nuestros conocimientos antes de invadirnos? Perdóname pero no, es solo un chiflado.
María era todo lo contrario, era una de esas personas de si-no-lo-veo-no-lo-creo, con los pies en la tierra.
Lucía y yo preferimos no meternos en la “discusión”, después de 5 años juntas habíamos aprendido a no entrar en sus peleas de lógico-no lógico.
Sonó el timbre que marcaba el final del recreo, sin muchas ganas nos levantamos y nos dirigimos hasta nuestra clase. Rubén estaba mandando callar a todos. Al vernos nos ordenó que nos sentáramos y sin rechistar le obedecimos, no nos apetecía enfadarle más aún. Cuando nos callamos todos por fin y estábamos sentados, empezó a hablar:
-Hoy no daréis matemáticas, si no que estaréis conmigo para irnos conociendo. No me importan vuestros nombres, solo vuestros conocimientos, ¿queda claro? Bien, ¿alguno tiene el libro de Física?
Nadie contestó y Rubén me señaló y me pidió que se lo diera. Lo saqué de la mochila y se lo di intentando controlar los temblores que sacudían mi mano. Lo miró por encima y me lo devolvió mientras hablaba:
-Dado que vuestro libro es una auténtica porquería vais a comprar de la editorial Facistol el libro de Física de 2ª de Bachillerato.
Todos nos miramos asombrados, estábamos en 1º, no en 2º…Pero aún así nadie habló, no nos atrevíamos a contradecirle. Bueno nadie…más bien casi nadie, porque de la última fila surgió la voz de Estefanía, tan decidida y cortante como siempre, lo que enfadó aún mas si cabía a Rubén.
-Perdone pero estamos en primero, no en segundo, no podemos dar un temario que no es el adecuado y tampoco nos puede mandar comprar un libro teniendo ya el que llevamos usando todo el año, le recuerdo que usted esta aquí de forma temporal.
-Bien, atención…El libro que les he dicho es el que voy a utilizar en mis clases con ustedes, quién lo tenga podrá seguirme en mis clases o por lo menos podrá intentarlo, y aunque sea solo un sustituto como ha dicho su compañera puedo suspenderles y con el libro podréis aprobar pero sin él les aseguro que no, pero ustedes sabrán me da igual poner 5 que 30 suspensos.
Nada mas terminar de hablar recogió sus cosas y se fue, dejándonos a todos atemorizados… ¿Cómo iba a comprar un libro a estas alturas? ¿Y la editorial? Nunca había oído hablar de ella y estaba segura de que no sería la única. ¿Dónde íbamos a encontrarlo? Y lo peor era que tendríamos que encontrarlo y pronto, porque si no nos suspenderían…tendría que pasarme la tarde entera buscándolo en todas las papelerías que conociera y todo por el sustituto…mejor dicho todo por culpa de mi deseo. Espera… ¡claro! ¿Y si deseaba cancelarlo, volver un día atrás? Podría funcionar y tenía que probarlo por mi clase, por no tener que aguantar como profesor a Rubén. Crucé los dedos, cerré los ojos y lo deseé con todas mis fuerzas. Al abrirlos me encontré exactamente en el mismo sitio, a la misma hora, en el mismo día.… Nada, no había funcionado. La verdad, no tenía muchas esperanzas de que lo hiciera, pero aún así las pocas que tenía se habían roto. ¿Qué iba a hacer ahora? No se me ocurría nada y no podía pedir ayuda porque no me iban a creer…Y tampoco podía hacer una demostración, porque no saldría bien y me tomarían por loca. ¿Y si mi don había desaparecido porque era algo temporal? ¿Y si nunca volvía a tenerlo? Prefería no pensar en eso, por que si así era no podría hacer nada para evitar esto.

4 comentarios:

  1. LLevo leyendote hace un tiempo y me gusta mcuho sigue no lo dejes! Premio en mi blog para que sigas animandote ^^

    ResponderEliminar
  2. Muchísimas gracias ^^
    He empezado a leer tu historia y la verdad es que es genial, la idea me parece muy original y la desarrollas muy bien, dejando con la intriga al final de cada capítulo :)
    Tu tampoco dejes de escribir ;)
    Un beso :D

    ResponderEliminar
  3. Muchaas graacias, me aleegro de que te guste:D

    ResponderEliminar